El Rebusco es una casa preciosa, muy bien restaurada, práctica y con todas las comodidades. Muy bien equipada. Sin duda su punto fuerte es la terraza, magnífica con una vista impresionante a las montañas y ¡sorpresa! con un futbolín que tuvo entretenidos a mis hijos toda la semana.
María, la anfitriona, es encantadora, pendiente de que todo esté en orden y de que estemos cómodos. En seguida nos hizo sentir en casa, desde luego es para quedarse a vivir.