Me tocó el tercer piso con vista a la montaña. La ubicación cercana al centro, aunque en subida (eso es algo que en Ushuaia cuesta obviar). La construcción es nueva y muy moderna, con ascensor y sensores de luz en los pasillos. Cama cómoda, una mesa amplia y dos sillas. La limpieza hay que pagarla aparte o arreglarse uno mismo. La kitchenette tiene lo básico: pava eléctrica y un hornito, lo que limita un poco a la hora de cocinarse algo. El detergente no era detergente, sino agua; tuve que agregarle un poco de shampoo para poder lavar. La ventana es muy amplia, pero es baja y no tiene protección; no se puede ir con niños. El gran problema es que no sólo no hay placard o un estante, si no ni siquiera una percha, ni en la habitación ni en el baño. En la ducha tampoco hay dónde apoyar el jabón y el shampoo, todo va al piso, incluso las toallas. Eso resulta muy incómodo. Son detalles de terminación altamente necesarios..