Hotel tranquilo por su ubicación, ya que a menos de 2 km no hay nada.
La atención pésima, no hay nadie en recepción para atenderte cuando llegas, salvo que avises a alguien de tu presencia.
El servicio de comedor, mal, muy mal. Dos motivos: primero, no es otro que falta personal, no se pueden atender tantas mesas con un camarero, a veces dos, pero durante poco tiempo; y segundo, las personas que hay atendiendo, no se caracterizan precisamente por su rapidez. Por la tarde había solo una persona para atender: terraza exterior, comedor, barra, recepción, tienda y por si fuera poco, también tenía que atender un expendedor de boletos de primitiva, bonoloto, etc.... Imposible.