En general todo muy bien, cómodo para acceder con un código en la puerta, fácil comunicación por WhatsApp con el anfitrión que hablaba español, con dos supermercados en la misma calle y en la paralela, el metro y el tranvía cerca y a diez minutos a pie del duomo. Las camas muy cómodas, el edificio por dentro muy bonito. Solo hay una pega y es que se escucha todo de los vecinos de al lado a ambos lados, las paredes son finísimas y las dos noches no podía dormir porque escuchaba hablar a los vecinos.