Es un hotel familiar, maravilloso. Tiene pocas habitaciones, y eso lo convierte en un lugar muy privado. Nos encantó, seguro volveremos.
La habitación espectacular, amplia y muy cómoda. Muy buena ropa de cama, frigobar con agua de cortesía. Instalaciones en general espectaculares.
Puedes comer en el mismo hotel, que es bastante bueno, pero atienden solo desayuno y almuerzo, o puedes ir caminando por la playa a 20 o 30 minutos. Mi restaurant favorito ahí fue el Vivak, aunque también está el del hotel Rustica, y La K.